Redacción. Málaga
Expertos del área de Biología Celular de la Universidad de Málaga (UMA), pertenecientes al Centro de Investigación Básica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas (Ciberned), en colaboración con investigadores de la Universidad de Sevilla (US), han identificado biomarcadores de la progresión del alzheimer, que actualmente están siendo utilizados por la industria farmacéutica para hacer el screening de sus fármacos contra la enfermedad.
Universidad de Málaga.
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Los biomarcadores identificados son dos neuropéptidos (somatostatina y neuropéptido Y) expresados por un subtipo de interneuronas hipocampales que están implicadas en procesos de memoria y aprendizaje, y que son muy vulnerables en la enfermedad de alzheimer.
También llamadas neuronas de asociación, las interneuronas hipocampales son las encargadas de establecer nexos de unión entre las neuronas del hipocampo cerebral. Los neuropéptidos son moléculas similares a las proteínas, aunque de menor tamaño, que actúan en el cerebro como estimulante y también como inhibidor.
Desde que comenzaron a trabajar en esta línea a principios del 2000, estos investigadores analizan los mecanismos celulares y moleculares de los procesos neurodegenerativos asociados al alzheimer para identificar biomarcadores y dianas terapéuticas que puedan ayudar en el desarrollo de nuevas estrategias de intervención. Para llevarlo a cabo han contado con la financiación de proyectos del Instituto de Salud Carlos III, organismo público de investigación y de apoyo científico adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación.
Estos investigadores han fijado su interés en la neuroprotección durante el desarrollo de la enfermedad. "Analizamos los daños neurodegenerativos, la muerte de neuronas, en las fases más tempranas porque es en ese punto donde se podría conseguir una terapia mucho más efectiva. Nuestro interés es intentar proteger", afirma la investigadora responsable, Antonia Gutiérrez.
"Pero para prevenir es necesario conocer en profundidad esta fase inicial de la enfermedad, tarea que incluye identificar los mecanismos moleculares y celulares así como determinar la bondad del modelo para, posteriormente, trasladar toda esa información básica en posibles biomarcadores y dianas terapéuticas", añade.
La investigación efectuada por estos expertos se centra en modelos animales y muestras humanas. Concretamente, utilizan modelos animales transgénicos, modificados genéticamente para que desarrollen la enfermedad, aunque también trabajan con muestras humanas procedentes del Banco de Tejidos para Investigación Neurológica (BTIN) de la Fundación Centro Investigación Enfermedades Neurológicas (CIEN).
Los animales utilizados expresan el gen humano mutado que produce el alzheimer familiar, que representa un cinco por ciento de los casos. Estos modelos también desempeñan una importante labor en el conocimiento de la progresión de la enfermedad. "Podemos conocer incluso cómo se inicia el alzheimer, algo que no se puede saber en los humanos, pero sí en un animal que sabes que va a desarrollar esta enfermedad. De este modo podemos irnos a edades muy tempranas y ver qué cambios hay en las fases primeras", comenta Gutiérrez.
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